Hay días en los que a medida que estos avanzan, uno de repente recuerda una fecha importante, talvez un cumpleaños, una fecha importante para cada uno de nosotros, y apenas lo recuerda, trata de remediar en algo dicho olvido no intencional, pero es en esos mismos momentos que me pregunto ¿Cómo reaccionamos como sociedad cuando hechos relevantes, no para las personas sino para el colectivo son olvidadas?
Y esa reflexión surge de las tantas fechas que se han ido desvaneciendo de la memoria colectiva de nuestros pueblos, un olvido que parce ser intencionado, un olvido que parece ser político, intentos forzados de desterrar de nuestra conciencia hechos que marcan hitos en nuestra historia. Sigo sumando pensamientos, y es cuando cuestionó ¿Por qué se tiende a olvidar las cosas más importantes? Y ¿Por qué de las cosas importantes, aquellas que costaron vidas quedan relegadas a una reminiscencia romántica de unos cuantos?
Y es que hechos tan importantes para la historia del país, han sido voluntariamente desaparecidos, y uno de esos es el gloriosos 15 de noviembre de 1922, y digo desaparecidos porque son un acto conciente de parte del poder, de parte de quienes manejaron el país para permitir que la dignidad de los obreros guayaquileños de aqeullos años se convierta en ejemplo de nuestras generaciones.
Hablar del 15N no es simplemente un acto de replicar una clase de historia, com las que recibimos en el colegio, es un acto de rebeldía política, es un esfuerzo colectivo que debemos emprender para prohibirnos olvidar, impedir que nuestra sociedad aleje de su memoria el “bautizo de sangre de la clase obrera en el Ecuador”.
Supongo, que hacer redacciones poéticas sobre ese día no recuperará el legado de la lucha de 15 de Noviembre, más los y las comunistas en un acto de recuperar la dignidad rebelde, la dignidad de quienes exigimos justicia, no olvidamos, nos negamos a desprender de nuestra conciencia aquella tarde de 1922 en la que el presidente Tamayo envió a matar a quienes luchaban por el pan de cada día.
Y la tarea es dura, sin duda, reposicionar en nuestra sociedad el 15 de Noviembre, pretender levantarlo en su total importancia y trascendencia y hacer de este un día nacional de conmemoración de los más será la consigna para que los 30S, los asesinatos a Gadafi, a Cano no sean una simple circunstancia, y a la final jamás permitan decaer nuestra lucha contra la burguesía y el imperialismo.
Diego Vinitimlla Jarrín.
Y esa reflexión surge de las tantas fechas que se han ido desvaneciendo de la memoria colectiva de nuestros pueblos, un olvido que parce ser intencionado, un olvido que parece ser político, intentos forzados de desterrar de nuestra conciencia hechos que marcan hitos en nuestra historia. Sigo sumando pensamientos, y es cuando cuestionó ¿Por qué se tiende a olvidar las cosas más importantes? Y ¿Por qué de las cosas importantes, aquellas que costaron vidas quedan relegadas a una reminiscencia romántica de unos cuantos?
Y es que hechos tan importantes para la historia del país, han sido voluntariamente desaparecidos, y uno de esos es el gloriosos 15 de noviembre de 1922, y digo desaparecidos porque son un acto conciente de parte del poder, de parte de quienes manejaron el país para permitir que la dignidad de los obreros guayaquileños de aqeullos años se convierta en ejemplo de nuestras generaciones.
Hablar del 15N no es simplemente un acto de replicar una clase de historia, com las que recibimos en el colegio, es un acto de rebeldía política, es un esfuerzo colectivo que debemos emprender para prohibirnos olvidar, impedir que nuestra sociedad aleje de su memoria el “bautizo de sangre de la clase obrera en el Ecuador”.
Supongo, que hacer redacciones poéticas sobre ese día no recuperará el legado de la lucha de 15 de Noviembre, más los y las comunistas en un acto de recuperar la dignidad rebelde, la dignidad de quienes exigimos justicia, no olvidamos, nos negamos a desprender de nuestra conciencia aquella tarde de 1922 en la que el presidente Tamayo envió a matar a quienes luchaban por el pan de cada día.
Y la tarea es dura, sin duda, reposicionar en nuestra sociedad el 15 de Noviembre, pretender levantarlo en su total importancia y trascendencia y hacer de este un día nacional de conmemoración de los más será la consigna para que los 30S, los asesinatos a Gadafi, a Cano no sean una simple circunstancia, y a la final jamás permitan decaer nuestra lucha contra la burguesía y el imperialismo.
Diego Vinitimlla Jarrín.
http://www.opuslibros.org/Index_libros/NOTAS/GALLEGOS.htm
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